Otra visión

 No todas son malas noticias en relación a la pandemia global del Covid-19.

Existe un fuerte vínculo entre la actividad económica y las emisiones mundiales de dióxido de carbono, a raíz del predominio de las fuentes de energía fósiles. Glen Peters, director de investigación del Centro de Investigación Internacional del Clima y el Medio Ambiente en Noruega, explica que este acoplamiento podría encontrarnos con una sorpresa inesperada sobre la pandemia de coronavirus: una disminución de las emisiones de dióxido de carbono

Pero bien es cierto que en cuanto a la contaminación ha causado un efecto negativo, pues podemos destacar algunos cambios preocupantes en cuanto la movilidad, como el incremento del vehículo privado frente al transporte público.

Ya que existe un miedo por contagiarse por esta enfermedad, la gente piensa que los transportes públicos son un gran foco de contagio de contagio muy grande y sobre todo en las grandes ciudades, y es por eso que utilizan su propio vehículo. Pero de lo que no se dan cuenta es de que si usan todos el vehículo, incrementan la contaminación de dióxido de carbono.

Además, el coronavirus ha forzado nuevos hábitos de trabajo desde el hogar que limitan los desplazamientos, y una adopción más amplia de las reuniones en línea para reducir la necesidad de vuelos de negocios de larga distancia. Esto aumenta las perspectiva de reducción de las emisiones a largo plazo si estos nuevos comportamientos laborales persisten más allá de la actual emergencia mundial.

El coronavirus es una crisis internacional, y una tragedia personal para aquellos que han perdido seres queridos. Pero con una buena planificación, 2021 podría ser el año en que las emisiones mundiales bajen.

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